viernes, 19 de febrero de 2016

Recurrencia

Era una casa oscura, imaginaria. Llena de sombras e interminable. Laberíntica. Siempre de noche, queriendo amanecer, pero nunca pudiendo. Parte de mi infancia, adolescencia y adultez, aparecía sólo a veces para darme un gran susto, en noches de húmeda angustia y huir interminable ante una amenaza invisible. Recurrente.

Una vez adentro, había que recorrerla completa: el dormitorio con escaleras, el que se veía desde arriba y el otro como un cajón, el invernadero. Miles de espacios cada uno más intrigante que el otro, siempre vacíos, que contenían una amenaza constante que no permitía estar quieto.

Qué era? Por qué había que arrancar?

Se repetía la historia. A veces solo, otras acompañado, pero siempre repitiéndose.  Incluso en otros lugares y otras historias, cuando parecía que por fin había tranquilidad o hasta felicidad, se aparecía a lo lejos haciendo que cada nueva historia llevara el mismo destino. Vamos de nuevo.

Ya más grande, pordía reconocer el lugar a lo lejos, lo veía venir y me preparaba. Era una batalla silenciosa, que nunca sabía si iba a ganar, pero que había que pelear porque había otros que defender o porque así me criaron. -"Soldado que arranca sirve para otra batalla" - decían, pero nunca se pudo, había algo que llevaba a lanzarse dentro con curiosa temeridad, pero cagándose de miedo, otra vez.

La vi de nuevo, no sé si por última vez, pero distinta. Me recibía una mujer joven, luminosa, pero vestida de negro. Esta vez me mostraba los mismos espacios, destacando las vistas y comodidades, caminando con calma y observando con tiempo los pasillos y ventantas recorridas tantas veces. Lleno de desconcierto me dejaba pasear como esperando una amenza que nunca llegó, como haciendo las pases con la casa que tanto me había odiado, por infinitos anos, por siempre. La mujer me miraba divertida, como diciendo -"no, no pasa nada"- y yo la seguía sonriendo indrédulo.

Y resulta que me quedé, la casa que antes me aterraba era ahora de repente MI casa y sin tener ya miedo... Desperté.



Para entender

Para entender