lunes, 10 de agosto de 2009

Pisando los talones....


Distintos eventos han transformado mi relaidad desde la seguridad de un post adolescente eterno a la perturbadora realidad de un adulto joven responsable. Y es que la realidad se modifica tan rápido como la muerte de Michael Jackson y eso que pensaste que siempre estaría ahí (simplemente porque siempre ha estado), de repente deja de estarlo y la vida cambia de tonalidad, es otra.

Cualquiera pensaría que he sido siempre un adulto responsable, incluso desde niño (excepto por ese episodio en Valpo y el de Conce, lo sé), pero no me refiero a ese tipo de seriedad. Cuando uno tiene ese respaldo amniótico de seres que están detrás tuyo en caso que tu vida se vaya a la mierda, eres más arriesgado o todo te importa menos, porque siempre habrá alguien que responda por ti (al menos en tu mente). Pero dejo de divagar.

Mi padre tuvo un infarto que lo tuvo a horas del patio de los callados. La familia dio un paso aparte de las realidades cotidianas, para encerrarse en un reality de clínicas, ambulancias, casas ajenas y pip, pip, pip, pip (la maquinita del demonio que monitoreaba la vida que se traducía en sonido). De Curicó a Talca, de Talca a Santiago y la familia funcionando. De a uno nos fuimos pasando alternativamente de Hulk hasta Magdalenas, con una funcionalidad que no conocíamos porque nunca habíamos vivido algo así, pero sabiendo claramente que la debilidad de unos debía ser la fortaleza de otros.
Una madre de hierro, hermanos dispuestos a todo y un padre que en su enfermedad se mantenía presente siempre, mandaba y ordenaba como su costumbre. "No me voy a ninguna parte" y así ha sido hasta ahora.


Con 10 kilos menos o algo así, la fragilidad cede ante las ganas de recuperar su posición en la vida, no hay víctimas, sino personas que se dejan ganar. Y no es el caso. Somos padres, hermanos, madres, tíos, suegros, sobrinos, abuelos, yernos, primos y tu lugar, cuando se trabaja desde esa perspectiva, fortalece. Gente que nos necesita y la certeza que nadie se retira hasta que está todo terminado, y parece que aun faltaba.

Familia, lloro sin pena, sólo con el trauma quizás de ver que tu propio "rey del pop" de repente pudo no estar. De haberme hecho consciente que desde ahora soy yo frente al mundo y de que hasta a los más fuertes pilares de tu vida, les fueron pisando los talones.

Gracias a todos, siempre. Grande familia! Grande Benito!

Para entender

Para entender